6 de febrero de 2025
La dinámica de la inflación continuará este año con su sendero descendente, pero a una velocidad menor a la deseada por el Gobierno. Mientras se espera que el IPC de enero se ubique alrededor del 2,3%, los analistas estiman que recién a partir de abril el índice podría perforar el 2%. Así, complicaría los planes del oficialismo de lograr un 18% para todo el 2025, lo que implicaría una suba de precios promedio mensual en torno al 1,4%. Todavía quedan actualizaciones pendientes en el rubro de servicios, que es el segmento que viene traccionando el índice general en los últimos meses. A su vez, la reducción del crawling peg al 1% prevista para comienzos de febrero ayudaría, aunque su impacto incide sobre todo por el lado de los bienes.
"La baja de la inflación hasta ahora respondió en
gran medida a un ancla cambiaria, un ajuste del gasto y una contracción
monetaria fuerte. Sin embargo, hacia adelante hay factores que podrían frenar
la velocidad de esa baja: la inercia inflacionaria, el rezago en precios
regulados y el impacto de una demanda reprimida en sectores clave. Si bien la
inflación seguirá bajando, el ritmo de desaceleración será más lento", comentó
a INDUAR Leo Anzalone, economista y director del Centro de Estudios Políticos y
Económicos (CEPEC).
"Vemos una inflación a la baja, pero con una tendencia no lineal, con alzas y bajas en el camino respecto al dato del mes anterior, y un IPC consolidándose debajo del nivel del 2% a partir de abril. Como también sucede, a otros niveles, en otros países avanzados y emergentes, la inflación de los servicios se ha vuelto más difícil de poder estabilizar y hacer converger al ritmo de la de los bienes", aportó a este medio Ramiro Tosi, economista de Suramericana Vision y exsubsecretario de Financiamiento.
En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado
(REM), que elabora el Banco Central (BCRA), las principales consultoras
privadas proyectaron los siguientes niveles para el IPC general: enero 2,5%,
febrero 2,3%, marzo 2,3%, abril 2%, mayo 1,9%, junio 1,8%. Por lo cual habría
que esperar hasta el quinto mes del año para que la inflación perfore el 2%.
Sin embargo, algunos datos y estimaciones preliminares de varias consultoras
estiman que el primer mes del año cerraría en torno al 2,3%.
A su vez, los economistas sostienen que si la inflación núcleo sigue por encima del 3%, como ocurrió en diciembre que se ubicó en el 3,2% (0,5 puntos porcentuales por encima del índice general), será difícil ver un IPC por debajo del 2% en el corto plazo y de forma sostenida. En ese sentido, el sector servicios es clave porque es el segmento que viene traccionando el índice general, además de que responde más a la indexación y a la recomposición salarial, lo que hace que se desacelere con mayor rezago. Además, aún quedan ajustes pendientes en tarifas y regulados.
En cuanto a este último punto, según consignó Ámbito
Financiero, el Gobierno convocó a una audiencia pública para definir las
tarifas de electricidad de los próximos años. La Secretaría de Energía confirmó
que los aumentos anuales para los usuarios finales no superarán el 10%. Así, la
medida que comenzaría a implementarse a partir del primero de abril va en línea
con la necesidad del oficialismo de demorar el impacto tarifario en la
inflación, en medio de un año electoral, y con el objetivo de converger a fin
de año hacia una inflación anual del 18%, de acuerdo a lo planteado en el
Presupuesto 2025 que finalmente no se presentó al Congreso. Cabe recordar que
en 2024 las tarifas registraron un incremento del 268%, contra una inflación
que fue del 118%, en el marco del proceso de normalización de precios del
sector con ajustes de subsidios.
"En un escenario optimista, la inflación mensual podría perforar el 2% en el segundo semestre, pero no de forma sostenida hasta que se consolide una estabilización más estructural", expresó Anzalone.
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La
reducción del crawling peg como ancla inflacionaria
Por otro lado, tras conocerse la inflación de
diciembre de 2024, que arrojó un 2,7%, el Gobierno decidió bajar el ritmo del
crawling peg del 2 al 1%, buscando que funcione como ancla inflacionaria, sobre
todo porque impacta directamente en los bienes más que sobre los servicios;
pero con la consecuencia de agravar la situación de apreciación cambiaria, que
hace perder competitividad a varios sectores de la economía al hacer subir sus
costos medidos en dólares.
Según el comunicado oficial elaborado por el BCRA,
la decisión de reducir el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial se
fundamenta en la consolidación de una trayectoria inflacionaria más estable,
confirmada tanto por datos de alta frecuencia como por expectativas relevadas
en el mercado. "El ajuste del tipo de cambio continúa sirviendo como ancla
complementaria a las expectativas de inflación", detalló el texto de la
autoridad monetaria.
En diciembre pasado, los bienes incrementaron un
1,9% y los servicios un 4,4%, por lo cual estos últimos vienen traccionando la
variación general. Los analistas sostienen que, si bien incide sobre todo en el
rubro de bienes, la baja del crawling peg ayuda a que la inflación continúe en
su proceso de desaceleración, aunque no es la única variable a monitorear."En
los últimos tres meses la inflación de bienes (66% de la canasta del IPC) ha
sido del 1,9% (cerca del nivel actual del crawl) mientras que los servicios
(33% de la canasta del IPC) lo hacen al 4,3%. Por lo tanto, si los bienes
convergen, como es esperable, al nuevo ritmo del crawl del 1% a partir de
febrero, la inflación de bienes convergería al 0,7% y con el actual ritmo de
los servicios el índice general daría entre un 2 y un 2,5%. Ergo, el Gobierno
tiene que decidir si 'retrasa' o 'atempera' los ajustes de precios pendientes
de servicios públicos y la actualización impositiva de los combustibles (ambos
tienen impacto fiscal). Pero también hay un componente de servicios no
regulados (educación, telecomunicaciones, turismo) que dependerán del ritmo de
ajuste de los salarios en las paritarias 2025", explicó Tosi.
Tras
la baja del crawling peg al 1%, el mercado espera la baja de tasa del Banco
Central
"Reducir el crawling peg al 1% ayuda mucho, pero no
es lo único. Sirve para reforzar la señal de desinflación y acotar la
expectativa de devaluación, pero su impacto en el IPC depende de qué tan
alineados estén los precios relativos. Con tarifas y salarios aún en proceso de
ajuste, el traspaso a precios puede ser menos directo. Aun así, es un factor
que contribuye al anclaje nominal y a moderar la inercia", continuó Anzalone.
El
objetivo del Gobierno de una inflación del 18% anual luce desafiante
Según los analistas, lograr un 18% anual implica un
sendero de inflación exigente. Para alcanzarlo, la inflación mensual debería
promediar 1,4% todo el año, lo que luce desafiante si el IPC rompe el 2% recién
a partir de abril, y dado que el traspaso de los aumentos de tarifas y salarios
todavía no se completó.
Además, hay factores estacionales y ajustes en la
economía que pueden mantener el IPC por encima de ese nivel en los próximos
meses. "Si la baja del 2% se demora, la meta del 18% se vuelve más difícil de
cumplir sin una política monetaria y fiscal aún más restrictiva", dijo
Anzalone.
"El 18% es más un deseo de consolidar las
expectativas de inflación a la baja, que una realidad con chances de concretar.
Estimamos desde Suramericana Vision un rango que puede estar entre un 22 y un
25%, que permitiría llevar a la tasa de inflación anual a su nivel más bajo
desde 2017, algo que el Gobierno podrá utilizar en términos electorales en
octubre", concluyó Tosi.
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