7 de febrero de 2025
La rebaja de retenciones a los principales granos y subproductos que exporta la Argentina está vigente desde el último lunes y supone un achique del 21% en las alícuotas que venían rigiendo para el comercio exterior de soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo.
Sin embargo, en lo que va de la semana, no ha habido
un impacto concreto que se observe en las pizarras del mercado de Rosario,
donde los valores se han mantenido en general estables y las operaciones han
sido escasas.
Esto ha llevado a que desde el ruralismo hablen de
"incertidumbre" en relación a si efectivamente llegará el beneficio a los
productores, y esto viene atado a que los exportadores terminen de resolver la
encrucijada del esquema armado por el Gobierno, que impone que para obtener
este beneficio de menores alícuotas, las liquidaciones de divisas se deben
realizar en un plazo máximo de 15 días.
Este modelo financiero es lo que por ahora no
encuentra cómo resolverse para que se traslade al precio de los productores, y
es lo que estaría haciendo que el impacto en el mercado aún no haya llegado.
LAS
RETENCIONES Y SU IMPACTO
Mientras tanto, la pregunta tranqueras adentro es,
efectivamente, cuál debería ser el beneficio que perciba el productor.
Asimismo, también está el interrogante de cómo impactará esta medida en la
economía a nivel general.
En ese sentido, desde el momento del anuncio
realizado por el ministro de Economía, Luis Caputo, se han difundido numerosos
análisis sobre la rebaja de retenciones y su posible repercusión en el bolsillo
del chacarero, en la actividad económica y en la recaudación.
Retenciones:
rentabilidad en la zona núcleo y el NOA
El investigador Franco Artusso, del Instituto de Estudios
de la Fundación Mediterránea (IERAL), analizó el impacto de la medida tomando
como referencia dos modelos agrícolas con distintos niveles de eficiencia en la
producción de los granos, uno que captura las particularidades de la zona
núcleo (sudeste de Córdoba) y otro que intenta representar a la gran región
extrapampeana (Santiago del Estero, centro-norte del país).
En ambos casos se considera el caso de un productor
propietario de la tierra, con una escala de producción de 500 hectáreas y un
esquema de siembra "50 y 50" de soja y maíz.
A grandes rasgos, Artusso concluye que, de
mantenerse la baja de DEX durante todo el 2025 (y no solo hasta junio), la
rentabilidad neta del productor (margen después de impuestos) aumentaría un 12%
o U$S 52 por hectárea en zona núcleo y 20% o U$S 41 en zona extrapampeana. "Estos
dólares 'extras' para el productor son a su vez los que perdería de recaudación
el estado, implicando una retracción del 8-10% de los ingresos totales del
fisco con respecto al escenario sin reducción del impuesto", agrega Artusso.
De todos modos, advierte también que la recaudación tributaria total cae proporcionalmente menos que la recaudación perdida por la baja de los DEX (-19%) y explica que esto se debe a que, tras la reducción de las alícuotas, aumenta la recaudación de otros impuestos y se compensa parcialmente la pérdida.
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Este efecto se explica fundamentalmente por la mayor
recaudación del impuesto a las ganancias (+15-21% dependiendo la zona), pero
también se recaudaría más por el impuesto a los Sellos (+6%), al cheque (+4%) e
Ingresos Brutos (+2%).
"Considerando estos cambios sobre la estructura
tributaria y los distintos niveles de gobierno que recauda cada impuesto, se
observa que las provincias serían las grandes ganadoras tras la reducción de
los DEX: pasarían a recaudar 12-15% más, un extra de U$S 16 por hectárea en
zona núcleo y de U$S 11 / ha en zona extrapampeana; Nación, por su parte,
absorbería toda la perdida recaudando 14-15% menos, con una merma de U$S 68 en
zona núcleo y de U$S 52a en zona extrapampeana, respectivamente", completa el
estudio.
Por otro lado, remarca que, aún con la rebaja, la
carta tributaria total sobre el productor (nación más provincias), si bien
disminuye entre 5 y 6,4 puntos porcentuales, permanece muy elevada en el 2025:
promediaría 54,4% en zona núcleo y 60,6% en zona extrapampeana.
"Esto quiere decir que, luego de pagar impuestos, al
productor agrícola de zona núcleo le quedará tan solo el 45,6% de la renta que
genere con su actividad (ingresos menos costos) y al de zona extrapampeana
apenas el 39,4%", precisa Artusso.
Retenciones:
un "extra" de U$S 1.000 millones
Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires
enfocó el análisis en el impacto que puede tener esta medida en la generación
de divisas.
"El reciente anuncio de la baja en los derechos de
exportación representa un avance significativo en la política tributaria hacia
el agro. Aunque la medida tiene carácter temporal, su implementación desde el
próximo lunes hasta el 30 de junio de este año podría generar efectos muy
positivos en el corto plazo", señala el reporte de la entidad porteña. Desde su
punto de vista, la baja de las alícuotas genera incentivos claros para que los
productores comercialicen parte de los niveles de stocks acumulados, que rondan
las 10 millones de toneladas de soja de campañas anteriores, al tiempo que
impulsa las ventas de la campaña en curso.
"Esto podría traducirse en una oferta adicional
significativa, contribuyendo a la generación de divisas y una mejora en la
recaudación fiscal, fortaleciendo variables clave para la estabilidad
macroeconómica", subraya.
Proyectando las ventas de granos hasta fines de
junio, basadas en el ritmo promedio de las últimas campañas, la estimación de
la Bolsa de Buenos Aires es una mejora de aproximadamente U$S 1.000 millones.
"Si además se comercializara parte del stock de soja de campañas anteriores, este valor podría incrementarse, aunque su estimación resulta compleja. Supongamos que se vendiera la mitad de dicho stock, lo que implicaría un incremento adicional de alrededor de U$S 500 millones", agrega.
Para la entidad porteña, lo importante sería que la medida continúe en el tiempo, de manera de significar un incentivo para la próxima campaña que permita mejorar los niveles de inversión en tecnología.
Retenciones:
los nuevos precios estimativos
Otro reporte al respecto vino de la mano de Dante
Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la
Universidad Austral.
En su extenso análisis, Romano dijo que si se tomaran
los precios FOB vigentes al día del anuncio y se la aplicara la reducción de
alícuotas de manera directa, la soja debería mejorar US$ 27 por tonelada,
mientras que el maíz y el trigo deberían hacerlo en alrededor de US$ 6. Sin
embargo, hay muchos matices a tener en cuenta, más allá de que faltan las
normas que aclaren cómo se hará la liquidación de divisas.
Según el analista, a los valores actuales, la
intención de venta de soja mayo 2025 venía siendo muy baja. Por ello, al
comparar la capacidad teórica de pago de la industria, partiendo de los valores
de aceite y harina (CTP), arrojaba 285 US$/tn y el precio real era de 280
US$/tn. El margen de 5 US$/tn que esto generaba para ese momento resulta bajo,
ya que en cosecha cuando se produce la mayor presión vendedora del lado del
productor, ese margen suele estar en 20 US$/tn.
En soja disponible, maíz y trigo, los precios tenían
más lógica frente a lo que se pagaba en los mercados de exportación. Dicho
esto, es posible que, de haber mayor oferta de soja nueva, tomando la CTP con
estos derechos de exportación vemos que sugieren 306, pero sería razonable
esperar precios en el rango de los 285/290 US$/tn.
En resumen, "la soja disponible debería estar en
torno a los 305/310, el maíz disponible en 200, y a cosecha en 193. Los precios
del trigo están con una lógica particular, los teóricos quedaban por encima de
la CTP, por lo que es difícil estimar donde deberían quedar los mismos",
detalla Romano.
Pero otra cuestión a considerar es que se anticipa
que, con la rebaja impositiva, el productor será más vendedor que antes, por lo
que la mayor oferta debería hacer caer los precios de los granos en el mercado
internacional.
Pensando en la cabeza del productor, para Romano "en
soja es momento de venta", porque los precios reales que se operaron suponen
que se mantengan precios FOB con una Argentina poco vendedora, y un descuento
sobre la capacidad de la industria bajo.
"De 290 para arriba veo esto para vender. Si no
tenemos otros eventos, esperaría una soja en cosecha entre 270 y 280. En maíz
podríamos ver mejores valores, por lo que seguiría avanzando con más prudencia.
El trigo fue poco afectado por estas medidas, pero lo empujaron a la suba. Si
antes esperábamos 220 para vender lo que queda de la vieja, ahora quisiera por
lo menos 5 más", recomienda.
En tanto, para quienes están muy vendidos, el
consejo es "ir por los CALL". "En maíz lo haría rápido, en soja esperaría a
valores de futuros en la zona de los 280, pero el aumento en la volatilidad y
lo raro del mercado podría generar primas más altas que antes", menciona.
Retenciones:
muchas preguntas, pocas respuestas
En el terreno del análisis desde los números de las
empresas agropecuarias, otro desglose es el que hace la consultora Zorraquin +
Meneses en su informe mensual.
"Desarmar intervenciones del mercado en un sistema
tan enmarañado y todavía 'débil' como el de la Argentina, en el medio de una
campaña, no es fácil. Tendrá, en el corto plazo, consecuencias agradables y otras no tanto
para distintos actores. Algunas sencillas de ver y otras que no imaginamos, una
especie de 'efecto mariposa' muy difícil de predecir, porque dependerá de la
posición comercial y reacción de los que se ven impactados por una medida de
este tipo", refleja el estudio.
¿Se trasladará todo a precio o la cadena comercial
solo entregará una parte del beneficio?. El impacto inicial en el mercado local
MATBA ROFEX (viernes 24 de enero) fue una suba en las cotizaciones de soja
entre 10 y 12 U$S/tn dependiendo de la posición y subas menores en maíz y
trigo.
¿Quién
captura esta renta diferencial dentro de la cadena productiva: productores,
dueños de campo, cadena comercial y en qué proporción?
¿Existirá
"avalancha" de ventas con el consiguiente impacto en las cotizaciones locales y
quizá internacionales?
¿Se
exportará más poroto de soja afectando a la industria molinera/aceitera, que
deberá "esforzarse" para conseguir mercadería?
¿Cómo
impactará en el corto plazo a las producciones de carne que utilizan a los
granos como insumos (leche, carne, aves, cerdo)?
¿Tiene
alguna consecuencia para productores y vendedores de insumos en lo vendido a
canje y a pagar en cosecha?
¿Fortalecerá
o debilitará el mercado de futuros Matba-Rofex?
¿Qué
impacto tendrá en la cotización del dólar paralelo y en los dólares financieros
la liquidación de exportaciones si se generara una avalancha de ventas?
¿Acelera
la salida del cepo y el final del dólar blend?
Retenciones:
la óptica impositiva
Desde Córdoba, el contador Mariano Echegaray Ferrer
es experto en finanzas vinculadas al agro y realizó un análisis sobre la baja
de retenciones desde la óptima impositiva, que se comparte de manera textual a
continuación:
Cuánto será finalmente el traslado de las bajas de
retenciones al productor, será un punto cuando se tenga conocimiento completo
del decreto que establezca y formalice la medida. Lo que podemos estimar es que
no sería una cuestión lineal al ajuste de la baja de hacia precios y más allá
de esta situación mejorar la expectativa del margen del negocio. En cuanto a la
presión fiscal será una mejora en razón de la participación del estado en la
renta agrícola es explicada en más del 65% de su participación por las
retenciones, esta baja debe mejora esa relación llevándola próxima al 50%.
La baja de las retenciones viene de la mano de un
impuesto no coparticipable, es decir que las provincias no reciben
participación sobre el mismo. Una baja de los DEX implica mejora en las
recaudaciones de impuestos coparticipables (participan las provincias) consigo una
mejora en su recaudación.
Es por esto que se debería rever IIBB sobre los
productos y servicios que afectan los costos del agro. Recordemos que la venta
de productos primarios en la mayoría de las provincias productoras se encuentra
exentos, pero la comercialización de fitosanitarios, semillas, fertilizantes,
por mencionar solo algunos se encuentran gravados.
Los más relevantes son los servicios agrícolas que
se prestan vinculados con siembra, fumigación, cosecha y transporte que se
encuentran gravados en IIBB. Una buena medida que vaya en consonancia con la
mejora de la rentabilidad de los productores es una baja o eliminación de las
alícuotas del impuesto. Tengamos claro que IIBB es un impuesto en cascada y que
el último eslabón de la cadena es quien lo paga acumulado, en este caso el
productor. Ahora analizando aspectos técnicos en cuanto a las perspectivas de
recaudación de los DEX, se presenta una clara mejoría, donde pasaríamos de los
U$S 5.400 millones de recaudación en el 2024 a más de U$S 8.000 millones para
el 2025.
A lo anterior se suma que una baja de los DEX no es
lineal contra caída de recaudación en razón que mejora la recaudación de otros
impuestos coparticipables como es el caso del IVA, apuntando a un efecto derrame
dentro de la actividad. Es muy destacable que el gobierno se hizo eco del
reclamo del campo qué no se fundaba en un capricho sino en una necesidad
genuina frente a un escenario de pérdidas.
Retenciones:
¿impactarán en la mesa de los argentinos?
Por último, la consultora Mónica Ortolani también
sumó su análisis sobre el posible impacto para el bolsillo del productor.
En coincidencia con lo planteado por Dante Romano,
el trigo y maíz deberían mejorar casi U$S 6 y la soja U$S 28, y de permanecer
constantes el resto de las variables deberían ubicarse a U$S 202, U$S 199 y U$S
310 respectivamente.
"Sin embargo,
los valores de fas teórico con el actual sistema prácticamente están a los
mismos valores que las cotizaciones actuales, incluso el maíz . Por lo tanto
¿estarán los exportadores y fábricas dispuestos a seguir pagando el diferencial
que venían reconociendo para cumplir sus compromisos y alimentar a sus industrias? ¿Quién terminará
capitalizando esta mejora? ¿Llegará a los bolsillos de los productores?", se
pregunta Ortolani.
Y responde de manera poco optimista: "Por lo
expuesto, la baja de DEX a nivel precio, no creemos el productor agropecuario
reciba un mayor precio por el valor de sus granos y un alivio a su pesada
asfixia climática, económica y financiera".
También destaca que la medida reaviva algunos
interrogantes que surgieron durante el primer "dólar soja", el mecanismo que en
llevó adelante el kirchnerismo durante 2022 y 2023 también para mejorar la
ecuación del productor e impulsar ventas:
¿Se
publicarán dos precios pizarra?
¿Cómo
se liquidarán las operaciones ya cerradas a fijar precio?
¿Qué
precio se tomará para las compras aún no declaradas y viceversa?
¿Aplicarán
tanto a cosecha anterior como nueva?
¿Cómo
se liquidarán los alquileres?
¿Qué
precio se tomará para los canjes a precio abierto?
¿Cómo
afectará a las cotizaciones futuras posteriores a junio/25?
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