11 de abril de 2025

Energia. Guerra de aranceles: ¿una amenaza global o una oportunidad estratégica para la industria energética argentina?

La reciente imposición de un arancel general del 10% por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre las importaciones de países como Argentina, ha encendido alarmas en el entramado industrial global. Lo que inicialmente parecía un gesto con fines electorales se transformó en una política comercial de alto impacto, cuyas consecuencias ya se hacen sentir en las economías emergentes. Para un país como Argentina, altamente dependiente de la exportación de materias primas, esta nueva configuración representa tanto un desafío como una oportunidad.

En este escenario, la industria energética nacional -con Vaca Muerta como emblema- enfrenta una pregunta clave: ¿cómo convertir esta disrupción internacional en una ventaja estratégica y consolidar su posición en el mercado global?

La letra chica del nuevo arancel

Argentina exportó a Estados Unidos por más de USD 6.400 millones en 2024. El nuevo arancel del 10% supone un encarecimiento de aproximadamente USD 640 millones en las operaciones de exportación hacia ese destino. Aunque el impacto no implica un cierre del mercado, sí introduce una fricción adicional que puede comprometer márgenes y competitividad en sectores clave como el aluminio, el acero, y eventualmente, productos derivados del petróleo.

Cabe destacar que, por ahora, el crudo y el gas natural quedaron exentos de la medida. Esta exclusión estratégica revela que Estados Unidos continúa considerando a la energía como una materia sensible, incluso en el marco de tensiones comerciales. No obstante, el temor a una eventual ampliación del alcance arancelario no puede descartarse.


El impacto indirecto: caída de precios y riesgo país

Más allá del arancel en sí, lo que verdaderamente preocupa a los analistas es el impacto colateral: la caída en los precios de las commodities.

El petróleo cayó un 7% en solo una semana, ubicándose cerca de los USD 62 el barril, su nivel más bajo desde la pandemia. La soja, otro termómetro de las exportaciones argentinas, también sufrió una merma del 3%. El JP Morgan elevó la probabilidad de recesión global de 40% a 60%, generando una fuga de capitales de mercados emergentes y una depreciación simultánea de monedas regionales como el peso chileno, el real brasileño y el rand sudafricano.

Argentina, con una economía fuertemente dependiente de las exportaciones de commodities, enfrenta así un nuevo desafío: mantener su balanza comercial superavitaria sin comprometer su competitividad ni su estabilidad financiera.

La energía como carta estratégica

En medio de este tablero, la energía aparece como un activo con ventajas relativas. Vaca Muerta ha demostrado no solo capacidad técnica, sino también niveles de producción que permiten al país reducir importaciones y proyectar exportaciones netas para el segundo semestre de 2025.

La exención arancelaria al crudo argentino debe ser interpretada como una señal política. Estados Unidos reconoce la necesidad de diversificar su matriz energética sin quedar rehén de socios más volátiles, como Medio Oriente o Rusia. Argentina, si consolida su marco regulatorio y fortalece su cadena de valor energética, puede posicionarse como un socio confiable y predecible en el hemisferio occidental.

Un ajedrez geopolítico con aroma a oportunidad

En su reciente visita a Miami, el presidente Javier Milei expresó su voluntad de "alinear la política comercial argentina a la normativa estadounidense". El trasfondo de esta declaración no fue menor: buscar una excepción general a los aranceles, y al mismo tiempo, garantizar el acceso a financiamiento multilateral del FMI con apoyo estadounidense.

Sin embargo, la diplomacia norteamericana fue clara: cualquier respaldo está condicionado a que Argentina reduzca su dependencia del swap con China. La geopolítica energética está jugando en varios tableros al mismo tiempo, y las empresas que lo entiendan primero, tendrán la ventaja.


Lo que viene para las petroleras argentinas

Desde INDUAR lo decimos con claridad: no se trata solo de aranceles, sino de anticipación estratégica.

La industria petrolera argentina no debe esperar a ver cómo se redefine el tablero comercial global. Debe actuar. El contexto de precios deprimidos, volatilidad financiera y reconfiguración de alianzas globales abre la puerta para repensar la inserción internacional del sector energético.

¿Qué deberían hacer hoy las petroleras argentinas?

  1. Reforzar sus capacidades de exportación hacia mercados diversificados, incluyendo Asia y Europa.
  2. Invertir en eficiencia operativa, reduciendo costos de lifting para mantener márgenes en un escenario de petróleo barato.
  3. Sumarse activamente a la diplomacia empresarial, participando de foros de comercio y energía con EE.UU. y organismos multilaterales.
  4. Generar inteligencia geoeconómica, interpretando el conflicto arancelario como una transformación estructural, no coyuntural.

El futuro energético de Argentina no se define en un despacho de Washington ni en la curva de precios del Brent. Se define en las decisiones que tomen hoy los líderes del sector.


Por Redacción INDUAR

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