10 de abril de 2025
La industria energética argentina continúa afianzándose como un pilar de la economía nacional. De la mano del crecimiento de Vaca Muerta, su participación en el Producto Bruto Interno (PBI) alcanzó en 2024 niveles históricos, tanto en términos de valor agregado como de generación de empleo.
Según datos de la
consultora Economía & Energía, la incidencia de esta industria sobre el
Valor Agregado Bruto (VAB) avanzó del 5,2% en 2017 al 6,6% en la actualidad. El
boom de la extracción de petróleo crudo y gas natural aparece como el principal
motor de este fenómeno.
Según datos de la consultora Economía & Energía, la incidencia de la industria energética sobre el Valor Agregado Bruto (VAB) avanzó del 5,2% en 2017 al 6,6% en la actualidad.
El informe señala que,
dentro del sector energético, la participación de estas actividades pasó del
53% en 2020 al 60% en el último año, dinámica que evidencia no solo la
maduración de la actividad en Neuquén, sino también un cambio estructural en el
perfil productivo argentino.
El
empleo en la industria energética
En paralelo, el empleo
en la industria energética mostró una evolución significativa. Desde los 75.000
puestos registrados en 2004, el número ascendió a 128.255 dos décadas después.
Aunque el crecimiento fue constante hasta 2015, posteriormente se observó un
amesetamiento, interrumpido por una nueva fase expansiva en los últimos tres
años.
Esta reactivación
permitió que el sector represente en 2024 el 1,9% del empleo registrado total
de la economía. La expansión reciente estuvo también impulsada por la mayor
demanda de mano de obra en actividades de extracción de petróleo crudo y gas
natural, ámbitos que dinamizan economías regionales y demandan perfiles
laborales diversos.
Más allá del impacto
sobre el empleo y el PBI, el sector energético también mostró avances en
materia fiscal. Las transferencias en subsidios, que en 2014 habían alcanzado
un pico del 2,8% del PBI, cayeron hasta registrar en 2024 el nivel más bajo
desde 2009.
Para 2025, las
previsiones apuntan a que el gasto en subsidios energéticos será de 4.400
millones de dólares, equivalente al 0,7% del PBI. De concretarse, se trataría
de la menor incidencia desde 2007, un logro que permitiría destinar recursos a
otras áreas sensibles de la economía sin comprometer el abastecimiento
energético.
Petróleo, PBI, Empleo,
Vaca Muerta, Industria energética
La
energía se consolida como un sector clave para la economía nacional.
El costado comercial
también evidencia señales positivas. Tras un déficit energético de 4.359
millones de dólares en 2022, en 2024 se registró un superávit de 5.668
millones, cifra que podría ampliarse a 7.500 millones en 2025.
La consultora dirigida
por Nicolás Arceo estima que en 2025 las ventas externas crecerán un 11%,
alcanzando los 10.700 millones de dólares, mientras que las importaciones
caerían un 20%, hasta los 3.200 millones. Así, el saldo neto positivo se
consolidaría como uno de los motores del superávit comercial.
El primer bimestre de
2025 ya dio muestras de esta tendencia: el volumen de crudo exportado fue un
50% superior al del mismo período del año anterior. Y si bien la caída de
precios internacionales impidió que el salto en cantidades se refleje plenamente
en valores, las proyecciones son alentadoras. Se prevé que las exportaciones de
petróleo totalicen 6.875 millones de dólares y las de gas natural, otros 800
millones.
La
inauguración de Duplicar
Entre los factores que
permitirán acelerar el desarrollo de la industria se destaca el aumento en la
capacidad de transporte de los hidrocarburos. El viernes 4 de abril se logró un
paso clave en ese sentido con la inauguración de Duplicar, la mayor obra de
infraestructura de transporte de petróleo de las últimas décadas en la
Argentina, que llevó adelante Oldelval.
El evento realizó en la
Estación de Bombeo de Allen, Río Negro, corazón operativo del sistema de
oleoductos que envía el crudo de Vaca Muerta hasta Puerto Rosales, en la
provincia de Buenos Aires.
Con una inversión de
1.400 millones de dólares y tras 24 meses de ejecución, el proyecto implicó el
tendido de 525 kilómetros de oleoductos, la repotenciación de estaciones de
bombeo y la construcción de una nueva terminal en Puerto Rosales, donde se
instaló la unidad de medición de crudo más grande de Sudamérica.
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