16 de abril de 2025
En el marco de la producción agrícola argentina, existe una pregunta recurrente: las producciones con mayor rotación de cultivos, ¿realmente preservan la salud de los sistemas? Un trabajo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) despeja esta incógnita.
Como
punto de partida, analizaron más de 30 publicaciones vinculadas a esta cuestión
en la región Pampeana.
Los resultados dejaron en evidencia que -en
promedio- las rotaciones con más especies a lo largo del año aumentaron un 7%
las reservas de carbono orgánico del suelo y un 22% su capacidad para
mantenerse estable ante la erosión.
Emilia Giustiniani, docente de Manejo y Conservación
de Suelos en la Fauba, comenzó a explicar este tema desde cero: "Un monocultivo
consiste en hacer un solo cultivo por año y en contraste, la intensificación
implica sembrar más cultivos a lo largo del año".
La docente remarcó que "como la intensificación
aumenta la cobertura vegetal, también crece la estabilidad estructural del
suelo. Es decir, le permite resistir la erosión de la lluvia o el viento".
Y agregó: "Además, este manejo deja más residuos vegetales, que se incorporan como carbono orgánico, muy vinculado a la 'salud' del suelo".
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LA
ROTACIÓN DE CULTIVOS, A TRAVÉS DE LOS AÑOS
Para medir el impacto de la intensificación, el
equipo de trabajo liderado por Giustiniani reunió 33 trabajos publicados entre
1983 y 2021, en los que se comparan monocultivos y rotaciones con pocas
especies, versus rotaciones con más cultivos en la zona Pampeana.
"Analizamos
muchos estudios, y esto le aportó mucha potencia al trabajo", aseguró la
docente.
El común denominador en esta búsqueda fue analizar cÓmo
cambia el carbono orgánico y la estabilidad estructural del suelo. En este
punto, señalaron que el carbono fue un 7% mayor en las rotaciones que
incluyeron más cultivos, sobre todo en superficie, y la estabilidad estructural
aumentó un 22%, principalmente en profundidad.
En
las rotaciones con más intensificacón, aumentó el carbono y la estabilidad
estructural
En el caso de secuencias de intensificación mayores
a 9 años y con más gramíneas como trigo y maíz, aumentaron todavía más el
carbono del suelo y la estabilidad estructural. Estos resultados fueron
publicados en la revista científica European Journal of Soil Science.
En la actualidad, el grupo de trabajo está abordando
el impacto de la intensificación también en la Patagonia argentina. En
concreto, estudian su efecto en el
carbono orgánico y la estabilidad estructural en cultivos hortícolas de
Bariloche.
"En esta zona, los suelos son volcánicos y también
el manejo es muy diferente: usan abonos orgánicos, labranza y asociación de
cultivos, a la vez que cuentan con una gran variedad de especies", comentó
Giustiniani
El
grupo está abordando el impacto de la intensificación también en la Patagonia
argentina
Y concluyó: "En la región Pampeana demostramos que
podemos tener buenos rendimientos y, a la vez, preservar la buena salud del
suelo. Ahora tenemos el desafío de hacerlo en otros paisajes de la Argentina".
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